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martes, 29 de noviembre de 2011

Manual (Azul) de auto-ayuda


Con la reciente eliminación a manos de Monarcas Morelia, Cruz Azul cumplirá en estos días 14 años sin celebrar un título de liga. Es de sobra conocido que el fútbol mexicano es muy especial en muchos aspectos, pero revisando la historia del Cruz Azul me cuestiono incluso si merece ser denominado como un equipo “grande” nuestra liga.

El camino en Primera comienza en 1964, cuando el entonces conjunto del estado de Hidalgo goleó a los “chongueros” del Zamora para alzarse como campeones de Segunda División, en la temporada 63-64. Pocos sabían que en esos momentos ingresaba a Primera un equipo que tardaría casi nada en consagrarse como un club ganador. Tras 8 temporadas jugando en donde hoy tiene su casa el Cruz Azul Hidalgo, la “máquina celeste” ya había conseguido dos títulos de liga (68-69 y México 70) y otro de Copa (68-69, lo que le valió ser el segundo equipo “Campeonísimo” en la historia de la liga); sin duda les quedaba chico su lugar de origen, por lo que deciden mudarse en 1971 a la ciudad de México, tomando como su nueva casa al estadio más grande del mundo (el majestuoso estadio Azteca), contando con el apoyo de Televisa para la transmisión de sus partidos los sábados por la noche y también con la creación de una infraestructura digna de cualquier club que se considerara “grande”. Y funcionó, porque en los siguientes 9 años ganó 5 títulos (71-72, 72-73, 73-74, 78-79 y 79-80). Para ese entonces Cruz Azul ya era el segundo equipo más ganador de la liga con 7 títulos, sólo por debajo de Chivas, quienes tenían 8 campeonatos en esa época.

El estadio "10 de diciembre" de Cd. Cooperativa; aquí comenzó el Cruz Azul su andar en el fútbol de Primera División.

Sin embargo, la gloriosa década de los 70 parecen ser sólo un recuerdo lejano para todos los que sienten y quieren al Cruz Azul. De 1980 al día de hoy (31 años), han podido levantar el trofeo solamente en una ocasión. Han sido 31 años de ilusiones rotas, de esperanzas malogradas, de ver como otros levanta trofeos y ellos se quedan cerca de lograrlo, pero siempre con la frustración de que faltó ese “extra” que se requiere para ser campeón. El domingo pasado, Ricardo Salazar mencionó en “La Jugada” que en los más de 30 años que lleva “Billy” Álvarez al frente de Cruz Azul, y fuera de los títulos en 1979, 1980 y el Invierno 97, Cruz Azul ha perdido cualquier cantidad de finales: 80-81 ante Pumas, 86-87 ante Chivas, 88-89 ante América, 94-95 ante Necaxa, Invierno 99 ante Pachuca, Clausura 2008 ante Santos, Apertura 2008 ante Toluca y Apertura 2009 ante Monterrey; sin contar también la final de la Copa Libertadores del 2001, en donde perdieron en penales ante Boca Juniors.

Si lo vemos de una manera positiva, se puede asegurar que el equipo es constante. Siempre está en los primeros lugares, se mete a casi todas las liguillas, es capaz de llegar hasta la final… pero NO LAS GANA. Por sus filas han pasado innumerables figuras, entrenadores con calidad comprobada, y la afición siempre le ha respondido al equipo. Se puede culpar a aquellos quienes se han enraizado en los puestos de poder y tomas de decisión, se puede culpar a los jugadores que llegan al equipo y bajan su nivel o no rinden (y que curiosamente suelen ser sus verdugos más adelante), se puede culpar a la afición de no ser más exigente, o incluso a la gente que labora en el club por no hacer bien su trabajo… pero la verdad es que el Cruz Azul que se ve durante las fases regulares indicaría que todo marcha viento en popa.

Es esta paradoja la que me lleva a la conclusión de que la solución a los problemas del Cruz Azul es muy sencilla: trabajar el aspecto mental. Es tanta la presión que existe por el campeonato, se ha convertido en una obsesión tan fuerte que por momentos se convierte en enfermiza y nubla el juicio de todos los involucrados; si no me creen, revisen el final de la transmisión del último partido: rostros desencajados, lágrimas, impotencia y frustración por un nuevo fracaso. La gente necesita sacarse ciertas palabras e ideas, tales como “frustra azul” (apodo que he escuchado y leído de aficionados cementeros), “subcampeonísimo” (chiste que ningún cruz azulino puede pasar por alto) y demás cosas que, si bien pueden resultar chistosas, la asimilación por parte de la gente de Cruz Azul hace que se refuercen más esos “fantasmas” que tanto los persiguen.


Dicen que son un equipo “pecho frío”; yo más bien pienso que son un equipo que no sabe lidiar con presión. Y eso es fácil de trabajar, repito: este trabajo mental es necesario para limpiar ideas y conceptos, dejar claros los objetivos y buscar la planificación óptima que permita culminar un torneo añadiendo un nuevo trofeo a sus vitrinas. Hay que olvidar el pasado, dejar de sentir rencor y guardar resentimientos por aquel gol en tiempo extra de Glaría, por el penal maldito que entra en la “Bombonera” de Toluca tras rebotar en la espalda de Yosgart; olvidar ese cobró que voló "Don Juan" Jose A. Hernández en la cancha de Boca, el lance inútil de Scoponi ante la gran jugada de Ivo Basay; el cabezazo de Corona al preparador físico de Monarcas… todo eso ya pasó, es historia y no podrá borrarse ni modificarse; lo que sí puede cambiarse es el rumbo de cara al futuro.

A partir de hoy TODOS los que quieren al Cruz Azul necesitan ‘borrar el cassette’ y comenzar de cero: a construir y plantear lo objetivos, los métodos y la energía positiva que cualquier acción requiere. Olvídense de los sub-campeonatos, de los intentos fallidos; La prosapia de Cruz Azul requiere gente que siga haciendo las cosas bien y mejore lo que se ha hecho mal. Ahí tienen la tabla de cocientes que define el descenso: Cruz Azul ha sido el equipo más constante en los últimos 3 años, sólo es cuestión de demostrarlo a la hora indicada; y aprender a lidiar con la presión.

Porque sí, creo que el Cruz Azul es un equipo grande, con un palmarés que ya quisiera el 75% de los equipos de la liga; que tiene una institución solvente que los respalda; con jugadores de altísimo nivel y bien dirigidos; sólo es cuestión de que hagan lo que saben, que jueguen bien y que dejen la obsesión por el título de lado; si se trabaja bien durante el torneo regular, hay que buscar la forma de prolongarlo por seis partidos más. Por su gran afición y por la importancia histórica del club, les deseo que pronto consigan ese título que por 14 años les ha sido tan esquivo.

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